El Circo de los Monstruos

AQUELLA TARDE,
lo vi enmudecido,
blasfemando y vomitando infectos líquidos,
descalzo y harapiento,
moribundo por las úlceras de su piel,
estaba allí, con el corazón a carne viva,
estrellado y atosigado por las luces,
el infinito estridente de la trompeta y el silbato,
a la imagen y semejanza, pero de toscos moldes,
con grilletes perseguía su libertad,
mutilados sus dedos, incapaz de sanar,
Dios le había olvidado,
y un público hambriento de impurezas
babeando sus infantiles esperanzas
allí estaba lo elementalmente necesario,
para alguien que había perdido la FE
el espejo y YO.

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África

Suena en el silencio,
más a menudo se siente,
son aquellas palabras que han dejado los seres,
y trascienden entre los chasquidos del fuego.

Siente... es la voz del agua que acaricia el alma,
Escucha el silbato del viento,
ÁFRICA!!! resuena entre mis ancestros.

Los Muertos no están muertos,
aún cuando la maleza suspira
y las hojas sollozan,
ÁFRICA!!! son mis ancestros,
y es la sombra que se alumbra,
la pasión que se espesa.

Miro en la arena, en la palma y en la montaña
voy entendiendo, que los muertos no están bajo la tierra
están dentro de ti,
de la raíz del árbol que da vida,
del trueno que ensordece
del rayo que ciega,
de la luz que oprime
en las multitudes,
en el silencio.

Esta es la voz del viento,
el soplo del ÁFRICA mía,
de mis ancestros muertos
que siguen en pie,
aún no desvanecidos
mi vida es ÁFRICA y no se han ido.

No están Muertos!
Están en la mirada del cazador furtivo
del cascabel que llama,
del verde del bosque
dentro de ti,
dentro de mi,
Son mis ancestros!

África es mi vida,
y en la madera que gime,
en las letras que esbozo,
en la hierba que llora,
en la piedra que golpea, siempre estarás tu.